Medellín, símbolo de las décadas oscuras de Colombia durante mucho tiempo, pudo encontrar hace unos veinte años un segundo aire, reinventándose entre la modernidad, los programas de integración social, el arte callejero y el urbanismo inclusivo.
Moda, música, gastronomía, diseño y arquitectura: la eterna primavera parece haber florecido en las conciencias y seducido a los más escépticos.
Medellín se invita a un viaje, al son del tango... o incluso del reggaetón.